viernes, 31 de mayo de 2013

POR FIN FUIMOS CAMPEONES DEL MUNDO EN EL FUTBOL.

Recordando la gran azaña de España:

 Un himno a la felicidad, sin demagogias: España es campeona del mundo, la epopeya que le faltaba al deporte español, que vive en la gloria tras una catarata de bienaventuranzas.

 Un gol de Iniesta para la eternidad se cantó en todo el país, y en otras fronteras, como un do de pecho. Un tanto romanceado que se demoró entre estremecedoras angustias HASTA EL MINUTO 116, EN LA PRÓLOGA.
 Una oda a la alegría, la que despierta en el vencedor esta misa pagana que es el fútbol, ese juego que desertiza las calles, congela algunas penalidades y lleva la rutina al olvido. España logró una inyección de universalidad, una derivada del fútbol pese a quienes le desdeñan, después de un partido emotivo, turbado, ante una Holanda áspera y con menos dicha, que evitó ese juego de orfebrería que distingue a la selección española.

 Sucumbió de igual forma ante un adversario tan capaz en el arte de lo imprevisto, tan embriagador y maduro. De todo le demandó Holanda, caída en su tercera final, pero España superó uno a uno cada examen. Lo ha hecho durante todo el Mundial. En Viena se destaparon las esencias, en Sudáfrica se mantienen y el grado de competitividad es abrumador.

ORGULLOSO DE SER ESPAÑOL.

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